Un toque de genialidad
Un toque de genialidad, así definía el periodista Manuel Garriga en su artículo del dominical de la Vanguardia del 30 de Septiembre de 2001 a Manuel Olivé Sans, quizás por eso cuando entrego un Aston Martin a Victor Gauntlett presidente de esta firma en los años ochenta, y el se lo mostró al jefe de chapistas del modelo original, este se puso a llorar al contemplar la perfección de aquella miniatura, replica a escala de los automóviles carrozados por él.
La precisión en las formas y el rigor en las piezas que componían el modelo hacían de los automóviles de Olive las mas bellas replicas a escala realizadas por el unánimemente considerado "el mejor miniaturista del mundo", si alguien le comentaba el excesivo esmero que tenia en realizar piezas que luego quedaban cubiertas y fuera de la vista, sugiriéndole que nadie las vería, el contestaba que bastaba solo con que el supiera que no era correcto para realizarlas perfectas.
Todas estas condiciones, junto con ese toque de genialidad hacen de este hombre el más grande artesano de las dos y cuatro ruedas hasta el momento.
Aston Martin dbr-2
Etiquetas: Modelistas
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