27 mayo 2007

Terramar ahora como hace 54 años


La semana pasada, mi amigo Juanra, desde Pegaso que estas en los cielos… , conociendo mi cruzada particular por el autódromo de Terramar, me envió un articulo de hemeroteca que publicaba Motor Mundial hace 54 año. Mirándolo, refleja los mismos comentarios que hoy en el año 2007 defendemos desde autoescala, que el circuito de Terramar sea reconocido como se merece en la historia deportiva y pueda acoger algún tipo de actividad relacionada con el mundo del motor.
El artículo esta presentado tal y como apareció publicado en su día.


A pocos kilómetros de Barcelona, directamente conectado por zigzagueante carretera que sigue las costas de Garraf. Se yerguen todavía las pistas del Autódromo de Terramar, que el tiempo va desmoronando en un olvido y una soledad lamentables.
El autódromo por antonomasia de España. Y uno de los pocos que con Brooklands en Inglaterra, que ya ha desaparecido absorbido por las urbanizaciones, la pista de Monthlery en Francia, y la de Indianapolis en los Estados Unidos, se ofrecía como uno de los escenarios más espectaculares y más puramente técnicos para toda clase de pruebas motoristas.
Pruebas oficiales en plan de carreras, Y pruebas, también, privadas en las que los diseñadores podían, como en grandes laboratorios. Estudiar las monturas y sacar datos precisos e insustituibles para el afinado y para las nuevas formulas.
Es un legado de una de las épocas en las que el deporte del m
otor se mostro con mayor plenitud en nuestro ambiente. El recuerdo de unas jornadas en las que se creía que nuestro país, plenamente adicto a la emoción del motorismo, podía sostener este testimonio de potencia que muchos nos envidiaban y que alentaba en optimismos abiertos a toda empresa realmente grande.
Hoy nadie o poquísimos saben de este autódromo, que ha pasado por azares difíciles a través de una etapa oscura de su vida, sumido en la postración
y en el desvincula miento con el deporte.
Son millares los vehículos que pasan cada año por esta carretera, difícil y pintoresca, que une la capital catalana con la blanca Subur, la playa de oro de Sitges, convertida en uno de los focos del turismo veraniego. La mayoría de automovilistas, recreándose en la visión del mar, y siguiendo la cresta de los acantilados, pasa sin emoción por el lado de este autódromo, que yace cubierto a la vista de los transitantes, y del que apenas nadie tiene la menor noción.
Han pasado treinta años de la inauguración. El tiempo y las adversidades han dejado su huella bien barcada en aquel panorama que fue por un buen periodo familiar a los deportistas del motor. Pero al autódromo, desconchado, herid
o, baqueteado por los hombres y los elementos, es hoy todavía mucho mas que un fósil. Tiene aún su perfil y su trazo esperando lo que los entusiastas que aman el motorismo quieran hacer por él. Hasta ahora el autódromo ha encontrado buenos amigos que le han preservado de un final irreparable. Ha absorbido sacrificios y esfuerzos realizados la mayoría de una forma oscura y generosa. Muchos, recordando que fue, enlazan aquel pasado con lo que pudo haber sido.
No sabemos si es viable salvar este autódromo y devolverle la vitalidad para la cual fue trazado. Pero si algo cupiera hacer. MOTOR MUNDIAL, teniendo a la vista su adicción y su respaldo invariables para el deporte y la industria nacionales, sugiere la convivencia, si no la necesidad de intentarlo.

Si se ha clasificado a nuestro país de ser propicio a los propósitos fallidos, vale la pena de demostrar que cuando las causas lo merecen somos capaces de reanimar, lo que constituye parte de nuestro orgullo y arma para nuestro prestigio.
En cualquier otro punto, un instrumento de tantas eficacias como es un autódromo, íntimamente ligado con una prospera industria nacional, debería haber estado a cubierto de todos los peligros y ser tratado por los altos organismos y por el fisco como un instrumento de primerísima utilidad publica. Salvaguardado de gabelas y digno de ser subvencionado.
Desgraciadamente, la historia de este autódromo no ha visto tal favor. Hoy que los tiempos han variado y que la mentalidad es mucho más sensible a cuanto suponga un alirón de prestigio para el nombre de España, el autódromo de Terramar debería tener plenamente garantizado el derecho a una vida, que sólo beneficios irradiaría.
Hace pocos días, Buenos Aires, la capital de la n
ación hija de España, nos ofrecía como un trasunto de su joven vitalidad la inauguración de su circuito autodrómico del “17 de octubre”.
Las razones que han impulsado aquella obra son las mismas que condujeron a la iniciativa de unos deportistas, con vistas a nuestro buen nombre , a trazar esta pista de Terramar treinta años atrás, el tiempo podrá haber alterado la pista, pero no su razón de ser.
LA VISTA ATRÁS
El 28 de octubre de 1923 vió la inauguración oficial de este autódromo de Terramar, diseñado por el arquitecto Jaime Mestres i Fossas y supervisado por el técnico Federico Armangé- Mide dos kilómetros de desarrollo. Y ofrece una forma arriñonada. Con sus curvas de alto peralte, capaces de realizar velocidades hasta casi 200 kilómetros por hora.
En aquella fecha se inauguró un apeadero que permitía a los que se trasladaban por ferrocarril descender cerca del autódromo.
En el interior existía campo lo suficientemente ancho para aterrizar aviones, y en más de una ocasión simultanearon las demostraciones conjuntas entre ruedas y alas. Tenía todo un servicio de boxes y puestos de avituallamiento. Cuadros marcadores de posiciones: Anchurosas tribunas. Vallado completo. Parques de estacionamiento. Y mastilaje para el banderío. El espectáculo que ofrecía era realmente hermoso. Y cuesta de olvidar a quienes lo vivieron.
La inauguración fue hecha por delegación expresa de Su Majestad Alfonso XIII. Por su augusto sobrino el Infante Don Alfonso, que con el “Hispano Suiza” del director de la pista, don Federico Armangué , dio la vuelta d
e honor inaugural y presidio la primera jornada activa.
Se corrió una prueba de 400 Kilómetros en la que participaron García con “Diaton”, carreras y Feliu con “Elizalde. Gallop con “Aston Martin” Dario Resta y Divo con “Sunbeam” y el Conde Zborowski con “Miller”.
Las condiciones de rapidez de la pista fueron fijadas en las cinco primeras vueltas, que se cubrieron a un promedio muy superior de
175,610 kilómetros por hora. Luego la marcha se hizo mas prudente. Hasta las ultimas vueltas la lucha fue enconada entre divo y el Conde Zborowski. A este ultimo que había logrado en la fase postrera de la prueba tomar una leve ventaja, a la vuelta 193, y siete antes de terminar un pinchazo inoportuno le retrasó, casi a la vista de la meta.
Divo con “Sunbeam”, resultó vencedor en 2 h 48 m 58 s. 5/10 al promedio de 142,100 kilómetros por hora. En tercer lugar carreras con “Elizalde”.
El público acudió en grandes masas a esta reunión, como a las que la siguieron. La pista de Terramar vivió una serie de grandes fechas, que iban descubriendo nuevos valores y poniendo a prueba monturas. Joaquín Vidal, el padre de actor Ernesto, campeón de España por tantos años, con una “Indian” venció en el Gran Premio Motociclista. Lombard, Bueno y Bennist vencieron en las tres categorías del Gran Premio de Autociclos, montando los tres “Salson”.
El día 4 de noviembre, Resta triunfa e
n el Gran Premio de Voitureties, y Lombard y Benoist, en el de Autociclos. Pero esta fecha viene marcada por un hecho que el tiempo había de subrayar como de honda transcendencia. Nuvolati, el gran Tazio, hizo sus primeras armas como piloto al lado de Deo, con un coche “Chiribiri”. Prácticamente se definió en este autódromo y en esta ocasión, justamente con el circuito del Bajo Panadés. Nuvolari se clasifico cuarto en esta prueba, convirtiéndose en su lucha con Resta y con Divo, ambos sobre “Sunbeam”, en el gran e inolvidable animador. Reata, Divo y el Conde Zborowski se veían de continuo atacados y pasados por Nuvolari, en una verdadera pirotecnia y audacia en el pilotar.
Su coche al cabo de unas vueltas, desfallecía y tenia que pararse a reparar. Y luego, una y otra vez arremetía en la persecución y como un juego lleno de alardes peligrosos, y obtenía codo a codo la repesca. El perfil del que tenia que ser mas adelante el campeón para muchos, el mas genial que ha tenido el automovilismo, el gran Tazio, quedo rubricado ya en Terramar en aquella ocasión-
Resta con “Talbot” cubrió los 600 kilómetros en 4 h 22 m 11 s 5/10 a 137,300 kilómetros por hora. Divo fue segundo, el Conde Zborowski tercero y Nuvolari cuarto.
El 26 de septiembre de 1926 se disputo el
Premio basté con el Campeonato de Cataluña de Motociclismo en Pista, que Fue vencido por joaquin Vidal con “Norton”, seguido de Ignacio Macaya, Tambien con “Norton”, y Vicente Naurer, con “Duglas”. El promedio del vencedor fue de 122,550 kilómetros por hora.
En el curso de aquellas jornadas engrosaron las filas del “Club de los Cien por Hora”. Al que tenían derecho a pertenecer cuantos de una manera oficial se les cronometrara en la pista la cobertura de los cien kilómetros en máximo sesenta minutos.
En 1927 se corrió en la pista la Copa Primavera y el Gran Premio de Motociclismo de Peña Rhin, del que resulto vencedor absoluto Vicente Naurer, con “Douglas”, que cubrió los cien kilómetros en 44 m 34 4. 2/10 a 134,619
kilómetros por hora.
Desde aquella fecha la actividad motorista derivó hacia los Grandes Premios en Circuito. El autódromo tuvo un eclipse en su actividad.
Años después, ciertas incidencias con el fisco pusieron en compromiso su existencia, hasta que Edgar de Morawitz intento darle una inyección de vida que duro poco tiempo. En su interior se monto una fabrica de accesorios para automovilismo. T por obra de aquel gran deportista, el autódromo se salvó por el curso de otra larga etapa.
ACORDE FINAL

Últimamente, manos hasta ahí respetuosas han tomado bajo su tutela este anillo de cemento, con sus peraltes cortados a la vertical sobre flancos de roquedal vivo y sin desbastar, Todavía alguna marca nacional de motocicletas ha podido en fecha reciente hacer algunas pruebas de afinado en él.
La vida a todo pulmón de una pista es hoy costosísima. Ninguna entidad particular puede por si sola acarrear con su gasto y su riesgo. Pero seria lastimoso ver cómo se va desintegrando en el olvido lo que fue en su día el mayor orgullo de nuestro motorismo y un testimonio de capacidad ante el mundo, sin ni un mínimo intento de defensa.
Nuestra industria nacional produce automóviles y lanza motos. En el tejado de la Fiat italiana, para sus pruebas, existe una pista. Las
marcas británicas tienen que rendir sus reiteradas visitas a Monthléry para sus “records” y para su puesta a punto. Un autódromo es todavía hoy un gran elemento en potencia como campo experimental.
¿Pueden Estas razones hacer algo a favor de la cenicienta pista de Terramar?
No es solamente un poco de sentimentalismo lo que nos induce a lanzar esta llamada, que podría ser de salvación.
Es que un autódromo tiene tanto como un vaho de grandeza, un autentico valor efectivo en potencia.
Todos cuanto debemos a aquel autódromo de Terramar tan buenas horas y vivimos los aires de noble ambición que alentaron su nacimiento, nos duele verle condenado sin defensa al curso destructor y vacio del tiempo.
MOTOR MUNDIAL estima que es un asunto que vale la pena de que sea estudiado.
¿Cabe aplicación para el autódromo de
Terramar? ¿Supone hoy por hoy algo que valga la pena de intentar sacarlo del olvido?
Entidades e industria debieran estudiarlo. Y decidir consonancia.
La intención de estas líneas es limpia. Y el fin, saludable.
FRANCISCO DE S. GIBERT (Motor M
undial 1953)


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2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Antonio, buen artículo, he disfrutado mucho leyéndolo. Parece mentira que siga igual que hace 54 años cuando Motor Mundial publicaba este reportaje. También como hemos comentado en otras ocasiones, me parece increíble que las Instituciones Públicas no hagan nada con lo que representa un patrimonio en la historia automovilística de nuestro país, y no se aproveche para situar, como tienen todos los países, un Museo Nacional del Automóvil, por poner un ejemplo.
Pero estoy seguro que si necesitasen el terreno para hacer una Expo u otro Forum o otra tontería similar, no tardarían nada en expropiar el terreno y empezar las obras.

Saludos, Francisco.

jueves, 31 mayo, 2007  
Blogger Juanra ha dicho...

Adelante con esta reivindicacion, si no conservamos nuestro patrimonio es que tenemos poco respeto por nosotros mismos.

Eso es lo que hay que hacerles ver a las autoridades.

La comision mas importante a ganar por los politicos es la del respeto del ciudadano, y esto se consigue cuando nos ayudan a sentirnos un grupo humano orgulloso de su historia y con ilusion por el futuro.

sábado, 09 junio, 2007  

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